Examen de Admisión Universidad de Antioquia

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El examen de admisión es un evento de especial significación para la esencia misional de la Universidad Pública en Colombia. La Universidad, para el logro de sus fines, debe seleccionar los mejores candidatos, como lo estable la Ley 30, en términos de aptitud para el conocimiento de las artes, las humanidades y las ciencias […] La Universidad en su afán por captar los mejores, para los fines de la Institución, debe establecer mecanismos y diseñar instrumentos que le aseguren ese propósito, por lo menos en dos sentidos: seleccionar los más aptos y predecir el desempeño académico posterior de los mismos.

EL EXAMEN DE ADMISIÓN consta de dos partes: el Razonamiento Lógico-Matemático y la Competencia Lectora. En la actualidad pocos bachilleres llegan al examen de admisión sabiendo a ciencia cierta cómo es dicho examen.

Ellos se inscriben por primera vez, y en el momento de la prueba todo se les revela como una sorpresa desagradable; de ahí que salgan decepcionados porque venían preparados para un tipo de prueba memorística, llena de fórmulas de matemáticas, de trigonometría, de cálculo, de física, de química, como también de un sinnúmero de conocimientos generales de biología, de genética, de fechas históricas, e incluso muchos creen que requieren para presentar la prueba de calculadoras complejas.

La sorpresa se presenta cuando llegan al aula y se enfrentan a una prueba de razonamiento abstracto, lógico y matemático, y de comprensión de lectura. Gran parte de las actividades de enseñanza y aprendizaje que se desarrollan en la educación universitaria confrontan permanentemente las capacidades del sujeto para abordar procesos de análisis, síntesis, formulación y falsación de hipótesis, etc. Estos procesos demandan razonamientos hipotético-deductivos sobre enunciados formulados en diferentes contextos. Además se requiere analizar la información presentada en diferentes formas y desde fuentes diversas.

Al referimos a una estructura hipotético-deductiva debemos resolver interrogantes respecto al sujeto:

 

¿Es capaz de razonar con base en hipótesis?

¿Puede analizar todas las combinaciones que intervienen en el estudio de una situación hipotética?

¿Hace uso de un control adecuado de variables involucradas en el problema y obtiene sus interrelaciones?

¿Utiliza razonamiento proporcional en situaciones donde las variables involucradas guardan esta relación?

¿Cómo es su percepción del espacio geométrico?

 

Por estos interrogantes la prueba de razonamiento lógico está dividida en 4 esquemas fundamentales:

Razonamiento lógico
Esquema de proporcionalidad
Razonamiento abstracto
Razonamiento geométrico

 

En este esquema se consideran varios componentes. En un problema determinado, por lo general se presentan aspectos que podrían referirse a diferentes competencias pero se ubican según su aspecto más relevante en alguno de los siguientes subesquemas:

Inferencias a partir de un proceso físico real.

Análisis del lenguaje

Control de variables

Posibilidades lógicas

 

La culminación de estudios de la básica secundaria (o bachillerato) es el punto de partida hacia la formación superior, la cual es tarea de la universidad. Lo superior, en este caso, implica desarrollar una fusión de experiencias emocionales, culturales y sociales, con otras experiencias mentales, intelectuales y académicas, que han tenido lugar en un marco espacial relacionado con actividades propias de la cotidianidad del estudiante. Esta fusión busca orientarlo hacia la consecución de unos logros que le permitan mejores condiciones de vida a él y a su entorno circundante. Dentro de esas experiencias de carácter mental, intelectual y académico está el desarrollo de unas competencias que son fundamentales para la adquisición de conocimientos generales y la apropiación de saberes específicos necesarios para que el usuario se desempeñe adecuadamente como integrante de una institución de formación superior como lo es la universitaria. Entre las competencias referidas se encuentra el manejo del lenguaje escrito y los procesos en los que se manifiesta: la lectura y la escritura.

La Universidad de Antioquia pretende constatar la competitividad de sus futuros estudiantes e indaga, mediante la aplicación de una prueba de competencia lectora, la tenencia de unas condiciones mentales y verbales que les garanticen involucrarse exitosamente en los procesos académicos propios de la vida universitaria, los cuales son decididamente textuales. En este sentido, el aspirante a ingresar a la universidad, es decir, el aspirante a ser socio de una cultura universitaria o cultura académica, deberá demostrar que posee unas condiciones intelectuales que van aparejadas a la comprensión de un texto.

 

El texto, puede decirse, no es nada sin el concurso interpretativo del lector; el decir de un texto, puede afirmarse también, no está dicho sin el trasvase del código del autor al código del lector. Nociones como información, transmisión y comunicación sólo son entendibles si realmente se ha producido ese proceso de traspasar un contenido ideacional del pensamiento del emisor al pensamiento del receptor. De ahí que a estos dos polos de la intelección se les denomine ciframiento y desciframiento, respectivamente, o lo que es lo mismo, producción e interpretación. Es así como la prueba de Competencia Lectora (el 50% del examen de admisión) le permite a la Universidad de Antioquia seleccionar a sus futuros socios, mediante la detección de la capacidad del aspirante examinado para enfrentarse al proceso de comprensión e interpretación de un texto. Para lograr este objetivo, dicha prueba preestablece que este proceso se cumple en tres subcompetencias:

 

  1. La literal
  2. La inferencial
  3. La analógica.

 

Aprehender la universidad como una sociedad lenguajeadora, discursiva y argumentadora, es la razón más fuerte para indagar cómo el lenguaje en general y la lengua materna en particular intervienen e inciden en las tareas misionales de la universidad, es decir, en la investigación, la docencia y la extensión. Y también para hacer conciencia de los compromisos del homo loquens que habita en la universidad; dicho de otro modo, para saber a ciencia cierta en qué lengua hablan los que enseñan, los que aprenden, los que investigan y los que difunden.

 

El reconocimiento de la existencia de puntos de vista distintos que se contrastan a través del diálogo y que se soportan en argumentos requiere la capacidad de cada uno de los interlocutores para instalarse en el punto de vista del otro, tratando de comprenderlo y de reconocer las diferencias entre las distintas perspectivas involucradas. En la cultura académica se dan razones y los puntos de vista se explican, se justifican y se fundamentan en razones, en teorías, en antecedentes o en el análisis de situaciones o acontecimientos. La sub competencia interpretativa Incluye las acciones orientadas a encontrar la comprensión de un problema o enunciado teórico, de una tesis, de un esquema, de lo dicho en un texto; de esta manera, para comprender o interpretar se hacen necesarias acciones que vinculan y confrontan los aspectos significativos que están en juego en esas situaciones, textos y contextos.

 

La sub competencia argumentativa hace explícitas las razones que dan cuenta del sentido de una situación, un texto o un contexto específico, es decir, identificar y articular las razones que lo fundamentan en un argumento; es acción o desempeño en la interacción con contextos socioculturales y disciplinares. La sub competencia propositiva Implica un juicio de razón práctico o una actuación crítica para la selección entre opciones o alternativas encaminadas a la solución de un problema en un contexto determinado o enunciar una hipótesis a partir de unos supuestos; por eso es acción útil que un estudiante realiza con lo que sabe, en el contexto de un campo disciplinar o problemática.

 

Las prácticas de lectura que realizan los estudiantes universitarios en relación con sus carreras tienen una especificidad que las diferencia de las que se realizan en otros ámbitos: por los textos que se leen, por los saberes previos que suponen, por los soportes materiales que predominan en la circulación de los textos a ser leídos, por la presencia de la institución académica como mediadora de esa práctica lectora, por la finalidad de la lectura. De modo que es indispensable que el alumno/lector aprenda cuanto antes los códigos que regulan la actividad lectora en la universidad y esté alerta para no confiar sólo en los modos en que ha leído en otros ámbitos –incluso dentro de las instituciones educativas previas – por cuanto es probable que no le resulten eficaces para enfrentar las exigencias académicas. Como se puede deducir, la lectura es inseparable de la escritura. Incluso se puede afirmar que en la universidad se lee para escribir y se escribe para leer más. En la cotidianidad académica estas dos competencias nunca aparecen aisladas.

 

Pero sí hay una realidad que dentro de la competencia académica comunicativa es casi natural: primero se es lector y luego se es escribidor, así como en la etapa escolar el niño primero fue hablante y luego pasó a ser escribiente. Lo mismo se puede afirmar de las operaciones de escuchar y hablar, en la medida en que la función de oyente va moldeando la función de hablante, tal como sucede en la universidad.

 

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